Fotos infartantes

Poco a poco está llegando el calor a nuestro país. Con ello comienzan varias actividades, rituales y referencias. Entre ellas, comienza a aparecer imágenes de cuerpos cuasi perfectos en formas y colores, disfrutando piletas y playas. Frente a ello –aunque ya durante todo el año existe la exhibición de esos cuerpos de modelos- comenzarán a aparecer los comentarios, tanto de periodistas como de otros, haciendo referencias a mujeres que están en alguna playa o piscina saboreando y disfrutando el sol y la diversión. En las mismas se insistirá con la simplicidad de "fotos infartantes" o que tal o cual está "elevando la temperatura". Tengo una pregunta, retórica, frente a esto: Si realmente tienen que mostrarse las fotos ¿No podrían ser más creativos a la hora de hacer un título o un comentario para esas fotos donde haya mujeres en bikini? ¿Sólo se les ocurre fotos "infartantes"? Este es uno de esos comentarios sexistas, estúpidos y que, aún para los que son unos machistas de alta convicción, pecan completamente de una insufrible falta de ingenio. Ni vamos a entrar a discutir que el infarto no pasa por ver esas fotos, ni de cerca. Es mejor, si pensamos en las enfermedades cardiovasculares, decir que la culpa de los problemas cardiovasculares está asociado a la ingesta excesiva de grasas, de sal, a la falta de ejercicios, al poco control médico y a otra pila de factores que, definitivamente, no incluye jamás ver mujeres en bikini. Ni en fotos ni en vivo. Ni siquiera desnudas. 

Parece una situación más que simple y que no merece mucha discusión, pero no quiero evitar plantearles lo que me parece evidente en relación con esta temática. Para ello, veamos un poco más lo que me preocupa del comentario que, valga decirlo, es una falacia médica (dejemos claro esto, nuevamente: eso no produce infartos). Lo que me inquieta es porque se lo acepta como si nada a un comentario sexista y, en segundo lugar, porque alguien es tan poco ingenioso para describir algo de tal modo que, lo aceptemos, termina siendo vulgar hasta por lo obvio. 

Lo primero surge, sobre todo, de reducir a las personas a bikinis y trogloditas. Solo se comenta así cuando una mujer está en bikini y sólo porque los hombres se enloquecerían con esas "curvas infartantes" (¡Diablos, caí en la tentación!). Lo que también incluye que todo se limite a lo heterosexual, al cuerpo llamado perfecto y a la mentada y supuesta obsesión sexual de los hombres. O todos nos ponemos dentro de ese esquema, o somos anormales. 

Por su parte, lo poco ingenioso se asocia con la simplicidad de caer en lugares comunes y nunca ver más allá de las narices. Hacer la simple, para así no caer en la tentación de darnos cuenta que nuestra limitación mental es nuestra propia incapacidad de permitirnos lo diverso, lo nuevo, lo renovado. El valor inconmensurable de la palabra que debemos cultivar. 

Señalemos, para terminar, que hay que celebrar la desnudez. Nos permitimos la libertad siempre. Vibremos con la intimidad que escojamos y procuremos, siempre, pero siempre, el encuentro con el otro, donde las emociones siempre nos pueden hacer sentir que el corazón late diferente porque es una de las formas biológicas que tenemos de responder a ellas. Autorizar la emoción como una forma positiva frente al otro, facilita la posibilidad del encuentro que, a su vez, puede facilitar que lo que precisamos se haga realidad y, seguramente, poder vivir el cuerpo de un modo más relajado, más querido, más humano y, con ello, más saludable.