Quebró la lial de una plataforma de crowdfunding de recitales Quebró la lial de una plataforma de crowdfunding de recitales
Financiar recitales con una inversión que iba desde los u$s 200 y luego obtener un rendimiento de
acuerdo a la venta de tickets, además de una butaca en el show. Así se presentó la startup chilena
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Weeshing en su desembarco en el mercado argentino en enero de 2017. Inmersa en polémica por
reclamos de inversores tanto en Chile como en México, la Justicia argentina decretó la quiebra de
la filial local a fines de noviembre.
La compañía nació de manera informal hace casi una década cuando Juan Pablo Duch, Rodrigo Segal
y Javier Hasbun juntaron inversores para volver realidad un recital de Faith No More en Chile. Más
adelante continuó funcionando de manera oline levantando financiamiento para shows chicos y se
constituyó oficialmente como plataforma en mayo de 2015.
Su modelo de negocios estaba basado en la idea del crowdfunding, aunque sus fundadores preferían
llamarlo crowdinvesting. Los productores les acercaban conciertos confirmados, desde Weeshing
elaboraban un plan basado en la necesidad de financiamiento, la proyección de tickets a vender y las
condiciones y, a partir de ahí, se subía la ronda de recaudación al sitio web. Los usuarios podían
invertir y luego obtener un rendimiento en base a la performance del espectáculo en la taquilla.
Por su parte, la startup le cobraba a los promotores un 1,5% de interés mensual sobre el capital
levantado, mientras que los inversores le pagaban un 1% sobre el monto desembolsado y una
comisión similar sobre el retorno de la inversión.
Con esta fórmula, Weeshing consiguió financiar recitales de artistas de la talla de Morrisey,
Megadeth, Pet Shop Boys y Fito Páez. Hasta 2018 había logrado llevar a cabo más de 250 shows con
un capital levantado de u$s 10 millones y casi 17.000 usuarios registrados. A su vez, consiguió el
apoyo de la aceleradora NXTP Labs como inversor ángel. En la Argentina debutó con el concierto de
la banda sueca Opeth en 2017, para el cual demandaba una inversión mínima de $ 3000.
"Hay que ir rápido, si no te copian de Estados Unidos", había asegurado Segal, en diálogo con revista
Apertura, sobre el lanzamiento de la empresa en la Argentina. Más tarde se expandió a Perú,
Colombia, Uruguay y Brasil.
Según consigna el diario El Economista, de México, varios inversores le reclaman a la filial
mexicana su rendimiento por festivales realizados. “Tienen problemas legales con inversionitas y
productores y me ofrecí a comprar la empresa en México, pero no llegamos a un acuerdo”, le aseguró
Guillermo Padrón, ex country manager de Weeshing México, a ese medio. En tanto, en Chile, cientos
de usuarios denunciaron que nunca les devolvieron su dinero luego de que dos festivales que
habían financiado se cancelaran por baja venta de tickets.
El año pasado inició una campaña para obtener fondos a través del sitio We Funder, no obstante, no
consiguió su meta de u$s 150.000 y en octubre de 2019 la dio de baja. Asimismo, lleva más de un año
y medio sin actividad en sus redes sociales, sumado a que no se puede acceder al sitio desde la
Argentina.
El 20 de noviembre, el Juzgado Nacional en lo Comercial n° 11, a cargo del juez Fernando Saravia,
resolvió la quiebra de Weeshing en el país, a partir de la demanda “Weeshing SAP/ Rivas Osvaldo
Felix s/ pedido de quiebra”. Previamente, el magistrado había desestimado las explicaciones de la
compañía, que aseguraba que no existía una deuda con el demandante, y la había intimado a
Weeshing Crowdfunding quiebra recitales
depositar la suma reclamada. Además, se procedió a inhibir los bienes de la firma y clausurar su
sede social.
De acuerdo a la Central de Deudores del Banco Central (BCRA), la compañía tiene d10 cheques
rechazados por falta de fondos, entre marzo y mayo del año pasado, por un total de $ 1,24 millón.
Y una deuda de $ 2000 calificada como ‘con alto riesgo de insolvencia’. En 2018, la firma había
iniciado una demanda contra ALG Sports, dueña de una parte del DirecTV Arena, por una deuda de
más de $ 2 millones a raíz del financiamiento del recital de Cee Lo Green y el espectáculo Magic On
Ice.