"Todos sufrimos bullying. Hernán Drago, historia de una superación" es el nombre de la conferencia que brindará el reconocido modelo y conductor televisivo, el próximo viernes 27, en el Colegio de Médicos de Santiago del Estero. La entrada es gratuita.
Hernán Drago a EL LIBERAL: "La gente que propina bullying necesita ayuda" Hernán Drago a EL LIBERAL: "La gente que propina bullying necesita ayuda"
El modelo y conductor televisivo argentino, Hernán Drago, vendrá a Santiago este viernes 27 para disertar sobre bullying y contar su propia experiencia. "Todos sufrimos bullying. Hernán Drago, historia de una superación" es el nombre de la conferencia que brindará Drago en el Colegio de Médicos de Santiago del Estero. La entrada es gratuita.
-¿Cómo has concebido la conferencia que brindarás en Santiago el viernes 27?
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Me llena de responsabilidad, seriedad, obligación y orgullo. Responsabilidad, porque hoy tengo la suerte de haberme convertido en un personaje público que trabaja delante de los micrófonos, delante de las cámaras. Y esta temática del bullying, que a mí me ha atravesado, me obliga a dejar un mensaje constructivo, optimista, pero sin olvidarme de lo que me ha sucedido y lo que, lamentablemente, pasan cientos y cientos de personas y sobre todo, aquí hago hincapié porque ahí yo vuelvo al pequeño que fui, de niños. El ciberbullying me ocupa porque tiene que estar en la agenda diaria desde lo personal cada uno, como parte de la sociedad, incluyendo políticos, escuelas, instituciones, familias, amigos, colegas y prójimos independientemente que nos conozcamos o no nos conozcamos. Esto hay que acabar porque hay muchos suicidios infantiles por bullying, hay muchas familias destrozadas ya. Antes de que sea tarde, hay que ocuparse de esto. Yo, fervientemente, pongo mi voz, mi intención y mi tiempo.
- ¿Cuál es esa historia de superación que relatarás? ¿De qué manera te atravesó el bullying?
Me sucedió hace treinta y picos de años y eran otras épocas. No había redes sociales ni celulares. Mi acoso, mi asedio sucedía cuando yo salía del colegio, me veía obligado, pero no quería ir, y cuando salía del club y no quería ir al club. Por supuesto, no estaba bueno no ir al club. No quería ir para que no se burlen de mí por mi panza. Claramente, esto les molestaba a los demás que a mí y por eso me propinaban bullying. Yo intentaba hacerle creer a esa gente que me propinaban bullying que a mí esas balas no me pegaban. Entonces, delante de ellos yo no me veía sufrir. El tema es lo que sucedía a la noche. Angustiado yo por absorber esas burlas lloraba, lloraba, lloraba, lloraba y era peor el remedio que la enfermedad. ¿Cómo canalizaba esa angustia? Abriendo la heladera y, literalmente, escondiendo comida debajo de mi cama. Entonces, era peor el remedio que la enfermedad, seguía engordando y me seguían propinando más bullying.
-¿Cómo y en qué momento decidiste enfrentar esta situación?
A los 16 años, cuando me di cuenta que esto no dependía de los demás sino de mí, dije "me cansé" porque estaba creciendo de una manera que no me gusta, estoy siendo una persona infeliz y yo no quiero ser esto en la vida. Gracias a Dios tomé la decisión correcta. Cambié por motus propio. Dije "voy a salir a caminar, a hacer un poco de ejercicio porque cerrar la boca no podía". Ante las dos opciones que tenía, dejar de comer y hacer ejercicio, opté por hacer ejercicios. Así empecé con mucho esfuerzo, pero con mucha convicción. Empecé a adelgazar mis primeros dos kilos, luego cuatro kilos y, mirá este juego de palabras, lamentablemente o gracias a Dios la sociedad me empezó a tratar de otra manera. De ahí aprendí mucho los valores. Aprendí que hay mucha hipocresía, mucha falsedad, que hay mucha miseria que según lo que el espejo les devuelve es como te tratan. La gente que propina bullying necesita ayuda también. Gracias a Dios, yo tuve una familia presente. Mis padres, con la vorágine que vivían, trabajaban los dos, tenían tres hijos y yo era el menor, pero siempre estuvieron.
-¿Prevalece hoy, en la sociedad, el placer por el cuerpo por sobre los placeres mentales?
Lamentablemente, en gran parte de la sociedad, sí. Pero todo es cuestión de tiempo. La vida te va enseñando que no pasa por ahí. La gente cree que yo por tener la panza marcada, 1.90 de estatura, ojos claros y nariz respingada la tengo fácil o que estoy todo el día mirándome al espejo. ¿Se entiende a dónde voy? Yo soy una máquina que, a mi manera de ver las cosas, mi mejor versión del perfecto equilibrio entre el gordito que fui y la imagen que hoy devuelve el espejo. Nunca me creí el gordito p y nunca me creí el capo genio que me propinan ahora. Vos fíjate como el mismo individuo, con el mismo corazón, pero con distinta imagen para el resto de la sociedad responde tu pregunta. Hoy, con 48 años, lo manejo de otra manera, más inteligente, lleno de sentimientos, constructivo.