De chef de la TV a empresaria: cómo se reinventó Juliana López May De chef de la TV a empresaria: cómo se reinventó Juliana López May
Durante una clase de cocina, Juliana López May comparte sus tips para hacer en casa
las recetas que ella prepara en ese mismo momento: una torta de higos, unos cantucci negros o
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Varias de quienes la escuchan atentas la
siguen desde hace años en cada proyecto que emprende y en el que vuelca sus pasiones: la
cocina, los viajes, el gusto por los objetos bellos.
Días después, Juliana está en la puerta 8 del Aeropuerto de Ezeiza, lista para partir a un nuevo
viaje por Italia, el país que conoció a fondo para hacer uno de sus libros y que desde entonces la
enamoró.
En su perfil de Instagram se acumulan varias postales italianas: el paisaje verde y los
sabores de la Toscana, el paseo por el Véneto y Lombardía para conocer el ritual del aperitivo
como festejo por los 100 años de Aperol, una ruta en Sicilia junto a una amiga que conoció en un
viaje anterior, sus lugares ya favoritos en Roma. “Busco el contacto con lo auténtico”, resume
sobre esos viajes en los que conversa, explora y comparte junto a otras cocineras en sus
casas y talleres.
Su carrera profesional empezó junto a Francis Mallmann, con quien trabajó durante 10
años en diferentes proyectos en Inglaterra, Francia, Brasil, Canadá, Chile y Uruguay. De regreso
en el país, se convirtió en una de las cocineras estrella del canal elgourmet, desde donde -
más de una década atrás- empezó a comunicar los conceptos de la alimentación
saludable.
Fuiste una de las primeras cocineras en hablar a nivel masivo -en la tele y los libros- sobre
los alimentos orgánicos. ¿Por qué aparecieron esos conceptos en tu cocina?
Es lo que consumo. Realmente es algo que disfruto. Considero que cómo nos cuidamos y qué
consumimos en todo sentido –lo que escuchamos, comemos o vemos- tiene un reflejo en cómo
nos sentimos y vivimos la vida. Es un todo. La comida tiene un lado de compartir, es
un placer, pero también se trata de ser conscientes de lo corporal, de nuestra salud.
¿Por qué hay más conciencia y opciones de cocina saludable ahora?
Hoy hay muchísima más conciencia y más opciones posibles y cercanas, lo que lo hace más
fácil. Antes, si querías leche de almendras sí o sí tenías que hacerla, o había que pensar en
dónde conseguir sal de mar, distintas harinas o azúcar de caña. Hoy eso es simple. Es una
decisión: es mucho más fácil comer mal que bien. Pero si querés y podés comer bien, tenés un
montón de alternativas.
¿En qué momento decidiste que tu camino no estaba en un restaurante sino en transformar
tu marca personal en tu empresa?
Desde los 23 años soy mi propia jefa. Tuve socios en dos oportunidades, pero siempre estuve
a la cabeza, generando ideas y trabajo. Lo vivo como algo muy natural. Siento que cada mes
que arranca son 30 días en blanco. Hoy tengo un poco más de proyección, estoy un poquito
más armada y la experiencia acumulada también influye. Primero me animé a ser freelance,
después emprendedora y hoy podría decir que soy empresaria. Creo que el salto más grande lo
di a partir de que Ramiro, mi marido, empezó a trabajar conmigo: él es economista y se ocupa
de la parte contable, de la administración, de los abogados. Eso para mí fue un gran
crecimiento, apoyo y despegue.
¿En algún momento dudaste de ese camino de entrepeneur?
Las cosas se complican en varios momentos, pero todo pasa a ser un aprendizaje. Hubo
asociaciones que no funcionaron, o productos que pensamos que serían súper exitosos pero no
lo fueron. El día a día del país también afecta, como a todos. Pero todo ayuda para crecer, ver
dónde querés poner el foco, qué te divierte. Hoy ya no hago eventos ni catering: no quiero
estar mil horas parada ni fuera de casa demasiado tiempo. Para ordenarme, busco tener ideas
claras cada año: qué me gustaría hacer, qué voy a desarrollar, con qué seguiré. A veces son
proyectos muy ambiciosos, otros son más fáciles de concretar. Siempre buscamos partners:
creemos que es mejor poner nuestra marca, trabajo y know how y, en lo que no somos buenos,
encontrar quién sí, para crecer en equipo.
Desde hace cinco años encabezás viajes grupales a distintas partes del mundo. ¿Qué te
traés de esos recorridos?
Primero, los momentos en los que se detiene el tiempo y aparece el espacio para hablar con
personas nuevas, conectarte de una forma distinta. Cada viaje es único, pero lo más lindo es ver
cómo las relaciones humanas se van entrelazando. Cuando viajo, busco reencontrarme: trato de
no estar tan alerta o disponible para mi familia, mis amigas o mi trabajo. Es un momento re
personal. Ahí aparecen cosas lindas y además me encuentro
disfrutando cosas nuevas, conociendo lugares y productos distintos, con muchas recetas,
ideas, relaciones nuevas. Llega un momento en que tenés que encauzar la cocina de una
manera distinta, darle una vueltita. En los viajes me abro a que las cosas sucedan.
Siendo una profesional consagrada, ¿por qué surge esa necesidad de cambio permanente?
Para reinventarme todo el tiempo. Me reinvento en cómo me comunico, en cómo trato de
llegarle al público. Más humana, más cerca de la gente, con ganas de que volvamos a cocinar,
de que comamos mucho más sano. No invento nada, sino que lo hago más simple: quiero
acercar lo que a mí me gusta de la cocina de hoy.
Creciste en una casa en la cual se cocinaba mucho. ¿Allí estuvo el origen de tu carrera?
Sí, en mi casa el momento de la cocina era muy esperado. Mi mamá ponía unas mesas divinas,
siempre tenía unos alfajorcitos o unas galletitas escondidas para sorprender,
siempre se comían alimentos de estación. Era un placer. Había rituales que no cambiaban, como
el pollo al horno con tres guarniciones de los sábados. Me crié rodeada de cocina, en una casa
con el horno prendido y espíritu de recibir. No es casualidad que, de cuatro hermanos, dos
seamos cocineros profesionales (NdR: se refiere a Máximo, hoy instalado en California) y los
otros dos reciban gente a lo loco en su casa. Es más, los que somos cocineros cocinamos menos
que ellos.
Tus inicios en la profesión fueron junto a Francis Mallmann. ¿Qué aprendiste?
Fue una escuela, como las residencias que hacen los estudiantes de Medicina en el hospital. Con
Francis aprendí lo que es ser cocinero: la disciplina, el ritmo, quemarse, foguearse. Una cosa es
querer cocinar o poder cocinar bien y rico; otra muy distinta es llevar adelante un restaurante o
un emprendimiento gastronómico con éxito, tener conceptos claros. Es una profesión súper
rigurosa: requiere mucha cabeza y mucho cuerpo. Es una profesión muy física. Con él trabajé 10
años como loca, sin parar. Lo volvería a hacer encantada de la vida. Me dio una base para
después poder elegir qué hacer. Hoy soy más una cocinera amateur: tengo una base muy
profesional que me permite enseñarte una receta que puedas hacer en tu casa.
#GPS
Entre 2008 y 2015 protagonizó 9 programas en el canal elgourmet,
con foco en la cocina natural y de producto. Publicó 5 libros de
recetas y lanzó alimentos con su propia marca y asociada con
empresas. Acompaña viajes grupales de mujeres a Italia, México y
Portugal. Asesora restaurantes y proyectos gastronómicos y tiene su
propio estudio de cocina en Tigre, donde da clases y realiza
diferentes actividades. En 2020 planea lanzar un nuevo libro.
Recetas navideñas
TOMATES RELLENOS CON QUíNOA
6 tomates pequeños
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Para el relleno:
2 taza de quínoa cocida
1/4 morrón amarrillo
1/4 cebolla colorada
50 gr Pasas de uva
50 gr de almendras
hojas de perejil y cilantro
Aceite de oliva
Jugo de 1 limón
Instrucciones:
Para los tomates: Lavarlos, cortarles una tapa y ahuecar todo su interior.
Para el relleno: Lavar la quínoa tres veces y cocinarla en abundante agua con sal, colar y
reservar. Cortar el morrón y la cebolla en brunoise. Picar el perejil y el cilantro.
Mezclar todos los ingredientes. Condimentar con jugo de limón, aceite de oliva, sal, pimienta y
por último las almendras. Rellenar los tomates y guardarlos en la heladera hasta el momento de
comer.
HUEVOS RELLENOS
Cocinar bien los huevos (ojo no pasarlos de cocción ) pisar la yema y mézclarla con perejil,
menta y ciboulette. Agregarle un poco de curry y queso blanco, salpimenta y rellénar.
CLAFOUTIS DE FRUTOS ROJOS
Podes hacerlo con cerezas ( que es el tradicional ) o también arándanos y ciruelas.
500 gr de frutas rojas
2 ½ cucharadas de azucar impalpable
1 extracto de vainilla
4 cucharadas de harina comun
250 ml de crema
3 huevos
Instrucciones
Precalentar el horno a 180 ° C. Pincelar el molde con manteca. Colocar en la base las frutas
elegidas. Batir los huevos con el azucar, vainilla y harina. Luego agregar la crema, colocar sobre
la fruta en el molde elegido y llevar al horno aproximadamente 20 a 25 minutos. Al salir del
horno espolvorear en caliente con un poco de azucar impalpable. Servirlo temperatura
ambiente con helado de yogurt natural o crema .... o solo !
TURRóN DE FRUTOS SECOS Y CHOCOLATE ESPECIADO
200 gr de chocolate semi amargo
150 gr de chocolate blanco
150 gr de frutas secas (avellanas, almendras, nueces, pistachos, caju)
100 gr de frutas disecadas (duraznos, cranberrys, pasas rubias, jengibre cristalizado, damascos)
Molinillo Dulce ESPECIADO
Instrucciones
Cortar las frutas disecadas en pequeños trozos, tostar las frutas secas por 10 minutos a horno
suave.
Derretir los dos chocolates: blanco y chocolate semi amargo a baño María cuidando que no
toque el agua el bowl.
Volcar los dos chocolates derretidos en un molde aceitado y con papel manteca,
inmediatamente después ir agregarnos todas las frutas secas elegidas, por último unas buenas
roscas de mi molinillo Dulce ESPECIADO, dejar enfriar por completo en heladera por unos
minutos. Cortar, envolver y regalar. Servir con el café o champagne.