Mario Ruiz: “Me gustaría que Mario Benicio herede la esperanza… más allá de cualquier situación” Mario Ruiz: “Me gustaría que Mario Benicio herede la esperanza… más allá de cualquier situación”
¿La pandemia de coronavirus impactó
en tu manera de ser padre?
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Mi hijo Mario Benicio nació a las 0:52 del 9 de agosto
del 2019, unos meses antes de esta nueva vida, de esta
anormalidad pandémica. Gracias a Dios siempre tranquilito,
compañero y entusiasta para la música, las reuniones
familiares y como buen noctámbulo, con la mala
costumbre de dormirse después del horario de su nacimiento.
Le gusta escuchar música por la noche, especialmente
la chacarera “Qué hermoso sueño soñé” y
“Los Sapitos” de Ketimporta, hasta que se relaja y por
fin se duerme. Recién estábamos empezando a salir,
con su calendario de vacunación más cargado, y a sus
seis meses tuvimos que quedarnos confinados, tratando
de ser más creativos y de brindarle toda la contención
posible para su desarrollo y sus ganas de conocer
el mundo. Eso nos fortaleció, nos hizo sentir la esperanza
y la fe desde su energía, desde su inocencia, de creer
en Dios. Mario Benicio siempre es inspiración y el motor
para mantenerme siempre arriba, sabiendo que sí
se puede soñar y construir una mejor realidad desde el
amor.
¿Te asaltaron temores con respecto a
vos, a tu hijo?
No, no tengo temores, no puedo permitirme tener
temores con un bebé que recién está empezando a caminar
por este mundo, en medio de un contexto totalmente
adverso, incierto y pleno de amenazas. No puedo
pensar que me voy a contagiar, a enfermarme o que todo
estará peor cada día. Quizás me despierta temor saber
que algún integrante de mi familia no la está pasando
bien, pero vivimos un tiempo en el que tenemos que
tener más cuidado que temores. Todo esto no es normal,
pero podemos generar una burbuja de salud procurando
bienestar, anhelándolo y generándolo día a
día. No es una construcción fácil, pero se logra sin temor.
¿Cómo les contarás en el futuro lo que
vivimos en este tiempo?
Me imagino a Mario Benicio en unos años preguntándome
por las fotos de su bautismo, todos nosotros
con barbijo y distanciados... Seguramente verá las fotos
de su primer cumpleaños, cuando justo nuestro barrio
estaba aislado y no pudimos reunirnos toda la familia
a celebrar un año de su existencia... Pero le vamos a hablar
de que era la única forma de preservarnos, de que
quizás ya estábamos preparados, porque cuando él nació,
por el horario, sólo estuvimos mamá, yo y él, luego
llegó mi madre y al otro día toda la familia a conocerlo...
Pero en el momento de su llegada estuvimos los tres
muy unidos, sintiendo el amor de todos... Mario Benicio
y su tranquilidad en ese sentido me dan paz, porque
a todo esto que estamos viviendo él le entrega sonrisas,
juegos, corre detrás de su pelota como un trotamundos
pequeño que quiere conquistar todo.
¿Hubo alguna escena familiar que te
quedó grabada a fuego?
Uno siempre sueña con el primer cumpleaños de su hijo,
pero ahí están guardadas las bolsas del cotillón, la gigantografía
con su foto de un añito y con esas ganas que teníamos
de festejar como habíamos planificado, pero hoy todo
plan se echa por tierra y en este día a día todo se vive como
se puede, es la única forma de cuidar la vida. Sin dudas el
acontecimiento que más me marcó fue el bautismo de Mario
Benicio, ver su frente con agua bendita, su pechito con
óleo sagrado, el sirio encendido, la familia resumida reunida
frente al altar, la bendición de Dios, la Virgen de Sumampa
y su templo, el Padre Mario Monge bautizándolo y rezar por
un mundo mejor para mi hijo, fue muy emotivo, un momento
conmovedor porque en esa elevación espiritual uno siente
una luz divina que nos protege y nos ampara de todo mal.
¿Qué aprendizaje te está dejando
la pandemia que te gustaría heredarle a
tu hijo?
Me está enseñando a reconocer mis limitaciones, mis
propias restricciones, las restricciones compartidas, las barreras
y los límites que vienen de antes para superarlos con
altruismo y con esta nueva fuerza que estamos manifestando
en esta vida pandémica, siempre con creatividad, de ser
resiliente y ver el vaso medio lleno ante tanta adversidad, de
sentir música y buena energía para afrontar al silencio y la
enfermedad. Me gusta volver al monte, a lo natural, de ver a
los animales pintar un universo puro al que nos están invitando
con el canto de las aves para volver a nacer y en ese renacer
veo a mi hijo caminar por la arena ante un sol abrazador
y en su andar me enseña a ser padre, a mirar lo que me
enseñó mi padre en su ejemplo y agradecer a la vida por este
regalo de Dios y su creación, a redescubrir mi río interior.
Me gustaría que Mario Benicio herede el mensaje de esperanza,
de ser un chico pleno más allá de cualquier situación,
y por más que se torne compleja, que encuentre en lo simple,
en las pequeñas cosas y en lo natural, su rumbo para vivir
y ser feliz.