Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

Monseñor José Luis Corral: “En un mundo desesperanzado y desanimado debemos ser sembradores de esperanza”

07/06/2020 09:54 Santiago
Escuchar:

Monseñor José Luis Corral: “En un mundo desesperanzado y desanimado debemos ser sembradores de esperanza” Monseñor José Luis Corral: “En un mundo desesperanzado y desanimado debemos ser sembradores de esperanza”

Monseñor José Luis Corral,

También te puede interesar:

Obispo católico de la Diócesis de Añatuya

Juntos hacemos esta oración que el papa Francisco nos ha regalado para este tiempo. “Señor, te pedimos que descienda sobre nosotros como un abrazo consolador tu bendición. Bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuelo a los corazones. Tú nos dices que no sintamos temor, pero nuestra fe es débil y tenemos miedo. Por eso, Señor, no nos abandones a la merced de la tormenta. Tú nos repites no tengan miedo. En ti descargamos, Señor, todas nuestras preocupaciones y agobios porque tú nos cuidas. Y bajo tu protección, santa madre de Dios ponemos nuestra vida y la de toda nuestra familia y la del mundo entero. Escúchanos, oh Virgen gloriosa y bendita, amén”.

La pandemia del coronavirus ha causado, en muchos lugares del mundo, muertes y ha originado una crisis sanitaria que también ha alcanzado a nuestra patria y muchas personas han perdido seres queridos, vecinos, amigos. Acompañamos todo este dolor, los abrazo y lo transformamos en oración. Ante todo, nos quedará este recuerdo de lo vivido y el aprendizaje de la experiencia y serán nuevas piedras para poder construir juntos un futuro común basado en la comunión, en la solidaridad y en la confianza.

Sabemos que muchas personas estamos viviendo este momento con preocupación, con angustia y con incertidumbre. De repente, nos hemos visto confinados en nuestros hogares y también ha empezado a asomar una gran crisis económica que algunos dicen que puede ser la más grande de nuestro tiempo, acompañada por una crisis cultural y social que también se nos viene encima. La economía ha sufrido un gran quebranto. Mucha gente pierde trabajo, empleos y hay dificultades para acceder a algunos bienes. Esta crisis no sólo afecta a la salud y a la economía sino también a la vida familiar, la educación, a la cultura”.

La pandemia nos está enseñando y proporcionando un gran aprendizaje: una conciencia más clara en la vulnerabilidad, que no somos todopoderosos. De repente, nos hemos descubierto como desnudos. Pusimos nuestra confianza en la ciencia, en las finanzas y en la tecnología, pero nos damos cuenta de que no son suficientes.

Estamos sumidos en una gran incertidumbre. Hoy se nos pide cuidarnos los unos a los otros, especialmente cuidar a los más débiles, valorar lo simple, volver a la austeridad, dejar de lado un poco el consumismo que nos consume y que no sea el único objetivo ese crecimiento ilimitado que acaba con nosotros mismos. Tenemos que volver a las cosas esenciales. Esta expansión del coronavirus ha hecho emerger héroes y villanos, la grandeza del corazón humano, del otro lado, su cara menos linda y oscura.

En el confinamiento hemos aprendido la interdependencia, a cuidarnos y tenemos que defendernos de otros virus, que también son peligrosos, el del egoísmo y el de la indiferencia. Si no cambiamos egoísmo por generosidad y ambición por solidaridad, la sociedad no ganará en humanismo y quedaremos encerrados en una burbuja mortífera.

Nadie se salva solo. Las fronteras caen, los muros se derrumban, lo discursos se disuelven. Hoy, más que nunca, debe reinar entre todos la escucha y el diálogo respetuoso para siempre, el clima de entendimiento, la humildad por encima de las ideologías y la búsqueda sincera del bien común por parte de todos los actores de la política y la sociedad.

Ponemos en el centro de nuestras vidas la relación con Dios. Somos conscientes de nuestra fragilidad y nos confiamos en sus manos misericordiosas. Y así sabemos que podremos recuperar esperanza y ternura. Los cristianos sabemos que Dios es amor y no es indiferente al sufrimiento. En un mundo desesperanzado y desanimado debemos ser sembradores de esperanza. éste es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que nos da el Espíritu Santo porque no se deja encerrar en ningún esquema y en ninguna estructura”.


Lo que debes saber
Lo más leído hoy