“Navidad es el don, el regalo de Dios a los hombres"

Por el Padre Gregorio Makantassis. Iglesia Ortodoxa.

En esta Navidad celebremos y reflexionemos en el regalo perfecto de Dios para nosotros: su único hijo, Jesús que vino al mundo con el propósito de salvarnos. Tal como nos dice Filipenses 2:6.8 “el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo...” Por medio de su encarnación el Hijo de Dios asumió nuestra naturaleza humana y se hizo hombre para santificarnos y librarnos de las consecuencias del pecado.

La Navidad es el don gratuito, el regalo de Dios a los hombres, que se llama Emanuel y que significa “Dios con nosotros”. Coincidente con el primer mensaje de Cristo a los hombres: “Arrepentíos porque el Reino de los Cielos se ha acercado a vosotros”. Que también nosotros, arrepentidos de nuestros pecados, con recogimiento y piedad podamos hacerle un lugar en nuestro corazón para que Cristo habite y permanezca vivo en nosotros. 

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Que así como Cristo por amor se obsequio a nosotros, que también nosotros podamos vivir el resto de nuestras vidas entregados a Cristo y perseverando en la fe del Hijo del Dios viviente.

Hoy, como los pastores de Belén, con alegría y amor escuchemos la voz de triunfo del ángel que exclamó: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lc 2: 14). Que al oír estas maravillosas palabras, nuestros corazones encuentren consuelo y estén llenos de acción de gracias al Creador. Que el nacido en Belén nos ilumine con la luz de la vida, que a este mundo asentado en tinieblas la luz de Cristo le resplandezca. En la Natividad de Cristo se ha revelado a nosotros en uno y al mismo tiempo tanto un misterio y una revelación. La mente del hombre es incapaz de comprender completamente cómo el creador del mundo -Dios, que por su naturaleza no tiene límites- entra en nuestro mundo contaminado por el pecado y se revela en la forma de un niño indefenso nacido en la gruta donde los pastores y los animales buscan refugio del mal tiempo. La gloria con la que fue exaltado por las potencias celestes, difundida por los magos del oriente y atestiguado por los humildes pastores, se proclama en voz alta a todos los confines de la tierra. 

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Que compartamos nuestra alegría por el nacimiento del Salvador con aquellos que necesitan consuelo, orientación y fortaleza interior ante las circunstancias de la vida. A fin de que podamos transmitir la paz de Cristo a los hombres de buena voluntad que aman el Señor.

¡Feliz y bendita Navidad para todos!l