“Fuimos diseñados para amar y ser amados, y es ahí donde está la felicidad" “Fuimos diseñados para amar y ser amados, y es ahí donde está la felicidad"
Siempre que hacemos un balance, hay
que cerrarlo, es decir: no conseguí esto, pero
sí logré esto y lo otro, ese es el saldo por
el que debemos ir… lo que nos falta. Imaginemos
un escalador que le falta 500 metros
para llegar a la cima, puede pararse en los
500 que le faltan y decir no puedo más, es
difícil, no lo logré. La segunda opción es ver
los 1.000 que escaló y felicitarse, o la tercera
es, reconocer el logro y decirse que va por
los 500. Hacer un saldo negativo no es motivante.
Lo otro es aprender a administrar las
frustraciones. Nadie logró todo. No hubo
etapa ni hay en la vida nadie que tenga todo,
siempre nos faltó algo. Ahora, hay gente
que dice: este año no logré esto y aquello.
Entonces, la pregunta sería ¿qué se logró?
Y de allí surgirá que hay frustraciones
que podemos retomarlas. Por ejemplo, una
chica de 32 años dice: ‘Yo quería estudiar y
ya se me fue el cuarto de hora’. Falso. Hay
frustraciones, cosas que no logramos, que
con flexibilidad podemos hacerlas. Ahora,
hay situaciones que pasaron en el año, que
tal vez no las podamos reconvertir. Tenemos
que aceptarlas como parte de las frustraciones
que todos tenemos, y pensar inmediatamente
en lo que sí se logró.
Un punto muy importante es diversificar
la felicidad. Para cada uno, el concepto de
felicidad es distinto. Para el papá que tiene
un hijo enfermo felicidad es un buen diagnóstico;
para el que no tiene trabajo, felicidad es
conseguir un empleo, y para el que se va de
vacaciones, que no llueva. Entonces las definiciones
de felicidad son variables, son subjetivas
y cambian de una persona a la otra.
Es verdad también que la felicidad tiene
mucho marketing. Nosotros no fuimos diseñados
para ser felices, fuimos diseñados para
amar y ser amados y es ahí donde está la
felicidad. La sugerencia es no monopolizar la
felicidad, porque si yo pongo toda la felicidad
en la pareja, o en el trabajo, o en los hijos, o
en el viaje, voy a ser infeliz, ¿por qué? Porque
voy a depender de un solo suministro de
emociones positivas. Entonces tengo que diversificar
y ser feliz me lo dará la capacitación
personal, la familia, los hijos, el trabajo
los viajes, etc.
Otra idea importante es darse permiso
en las fiestas para recordar a los que no están.
Las fiestas tienen mucho marketing, entonces
las personas se sienten hiperexigidas
a tener que celebrar algo que no quieren, es
la fantasía de la hiperfelicidad que tienen los
jóvenes, que entran en un estado de manía y
creen que ir a 200 kilómetros por hora y emborracharse
es ser feliz. Los papás tenemos
que mostrar. Decirle no al alcohol, y demostrar
que podemos divertirnos sin necesidad
de emborracharnos.
Respecto de los que no están, abrir un
espacio en las fiestas, para recordar, hacer
un brindis, y permitirnos. Justamente, la variabilidad
de las emociones es lo que le da
mayor intensidad. Si yo estoy siempre triste
o siempre feliz; siempre eufórico o siempre
con miedo, entonces voy a sufrir. Las emociones
comienzan y terminan, y conectar
con lo que sentimos, reconocer lo que sentimos
y poder ponerlo en palabras, es lo que
nos da más plenitud.
Siempre debemos pararnos en las fortalezas.
Cuando un chico se saca 8 en biología
y un 5 en matemáticas, siempre marcarle
primero el 8. Cambiamos por la positiva. Qué
cosas hice bien; en qué soy bueno; qué fortalezas
tengo, es la manera para seguir administrando
las que no son fortalezas.