COLONIA DORA

Sostienen que parricida Herrera adora a San La Muerte, fuma marihuana, habla y baila solo

La víctima pereció por golpes en la cabeza. Le "grabó" con el filo de un cuchillo un círculo y un ojo en el pecho. ¿Peligra la imputabilidad?

El supuesto parricida Walter Herrera, 25, habituaba hablar y reír solo, también bailar con su sombra, según lo revelaron ayer en audiencia, en cuyo desenlace la jueza de Control y Garantías de Añatuya, General Taboada, Gladys Liliana Lami, fijó detención por 15 días al único acusado del brutal asesinato de su padre, de 56, no vidente.

"Homicidio doblemente calificado agravado por el vínculo y alevosía", son los cargos enrostrados por las fiscales Florencia Garzón y María Emilia Ganem. El crimen se habría perpetrado entre el 26 y 27 de enero pasado, cerca del cruce de las rutas 92 y 34, en Colonia Dora, Avellaneda.

Hasta entonces, Walter Herrera (p) transcurría sus días en soledad. Su expareja se había marchado muchos años atrás, para cambiar de vida. Tenía una hija a pocos kilómetros y el ahora detenido, quien anualmente trabajaba como peón golondrina en el sur del país.

De regreso este año, habría generado desconcierto en algunos vecinos. "Hablaba, bailaba y se reía solo. Sabemos que era adepto a San La Muerte", deslizó un testigo a la policía.

¿Qué pasó? Es el dilema colectivo, ya que aún no pudo develarse el móvil del homicidio. Sí se sabe que el joven habría atacado a su padre con un hacha, un machete o un palo mientras dormía. Y casi todos los golpes se situaron en la cabeza.

Otro aspecto tétrico es que, quizá post mortem, con un cuchillo o machete le realizó un círculo con forma de ojo en el centro del pecho, lo cual causa inocultable perplejidad colectiva.

Ya sin vida, lo habría cubierto en una sábana; después, lo cargó en un carrilín y lo enterró en un pozo cavado con antelación, a más de 100 metro de la casa de la infortunada víctima.

Días después, unos agentes sanitarios comenzaron a preocuparse por la ausencia de Herrera, a quien debían vacunar contra el Covid-19. Tanto indagaron que hasta alertaron a una hija.

Olores nauseabundos

Ésta se trasladó a la casa, verificó y advirtió olores nauseabundos. Así, llamó a la policía y a las pocas horas hallaron a su padre masacrado, envuelto en una sábana y enterrado.

Ello fue subrayado ayer por el equipo fiscal. Ahondó que fueron incautados, una pala, un cuchillo, un machete, ropa con sangre y otros elementos biológicos, que ahora deben ser analizados por los expertos en genética.

Con semejante volumen de pruebas, la jueza no dudó un instante al convertir la detención de Herrera en aprehensión por 15 días. Por ende, la Fiscalía ganó tiempo para profundizar el proceso.

La salud mental del detenido, crucial para el proceso

Las fiscales analizan la posibilidad de solicitar una junta médica, resueltas en determinar si Herrera es imputable o no.

Prima facie, los testigos "sembraron" dudas sobre su salud mental, acentuada por un fuerte apego a la marihuana, trascendió al cierre de esta edición.

La furia y sangriento ataque al hombre sorprende a los investigadores, tanto o más que a las propias fiscales.

De materializarse la junta médica, sería un grupo de psicólogos y psiquiatras quienes trabajen y resuelvan si Herrera comprende la criminalidad de sus actos, a bien padece una eventual patología aún diagnosticada.

Hasta entonces, permanecerá encerrado con vigilancia policial las 24 horas. Ahora, Garzón y Ganem aguardan el informe de la autopsia, en procura de confirmar el día en que Herrera fue ultimado a hachazos.

Los otros detalles científicos se prevé estarán listos para la audiencia de prórroga de detención, o bien prisión preventiva.



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